martes, 22 de abril de 2014

Asesino

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Requiem for a dream


Esa noche el Asesino no debió estar en la ciudad. Fue una casualidad y habría una víctima por esa misma casualidad.

Como usualmente lo hacía, antes de salir, dejó caer el agua tibia sobre su estilizado cuerpo. Solo que esa noche no era usual, esa noche era distinta...necesitaba matar, necesitaba una presa, él saldría a cazar.
Nunca había tenido tanta hambre y sed, él sabía exactamente lo que quería, lo tenia claro.
Una última mirada al espejo y con el rostro inclinado se admiró a si mismo con detenimiento. En esa mente macabra solo retumbaba la palabra " Perfección" . Sin decir nada, cogió las llaves y cruzó la puerta, sereno y confiado.
Cada paso era crucial porque lo acercaba a su objetivo.  La adrenalina lo recorría con tanta rapidez que un error pudo haber cometido, pero no, nada lo haría fracasar esta vez, demasiados intentos fallidos, sería un lujo perder una oportunidad como esta, no, no se daría por vencido.

- ¡Hey niño! - dijo con disimulada cortesía - ¿dónde puedo tomar algo ? -

Y por un par de monedas, el huesudo niño lo dirigió por una calle angosta y oscura.
El Asesino caminaba relajado, observando la gente al pasar, sus conversaciones inconclusas, sus risas, las miradas furtivas y algunas de desprecio, todo era observado y analizado por él, ¡Vamos, que nuestro Asesino era atractivo, retorcidamente atractivo! era lógico que llamara la atención, además era inevitable no notarlo al caminar con su abrigo entre abierto haciendo contraste con sus negros cabellos rizados.

-Estamos cerca- dijo el pequeño dando la vuelta a una esquina y señalando unas puertas de espejo rodeadas de luces. Él no perdió los modales y agradeció observando la silueta del niño hasta que desapareciera de su campo visual.

Al acercarse, las puertas se abrieron y enseguida apareció una escalera por donde caía una alfombra verde y gruesa.
Con cada paso, sus latidos se aceleraban, escalón cuatro...es el lugar perfecto para encontrar una jugosa víctima, escalón tres...como la atraería a él, escalón dos...a él nunca le dicen no, escalón uno... pediría un escocés.

La música tal vez no era la mejor, no habían demasiadas mujeres bellas, pero...¡alto... ahí estaba!
En la pista de baile se encontraba ella, contorneándose al ritmo de alguna  banda latina, vestida de negro y con un hombro desnudo, su largo cabello caía por su espalda.

- Es perfecta - pensó- calza con mis planes - se dijo evaluándola con detenimiento, no con placer, no con lujuria, pero si fuera necesario la emplearía para poder convencerla.

El Asesino se acercaba, elegante, caballero, fino, ondeando su claro abrigo, mirando a los ojos a hombres y mujeres, con expresión serena pero con mirada intimidante. Poco a poco se iba abriendo paso hasta que llegó tan cerca a ella que pudo oler sus rubios cabellos. Se notaba que era mas joven que él, su voz, su risa, sus jugueteos, tal como él las buscaba, aunque...en esta mujer había algo diferente, algo que hace mucho o tal vez nunca él había visto.
En medio del baile ella giró y se encontró cara a cara con él, no era su tipo de hombre pero algo la dejó pegada a su mirada. Hacía tiempo que estaba sola, una decepción  amorosa la destrozó, pero aun creía en el amor, aun deseaba una familia feliz, aun era capaz de entregarse, solo hacía falta mostrarle un poco de interés, seguridad, deseo... pobre estúpida e ingenua, no se percató que ya había sido escogida.

Era el momento, era de vida o muerte, pero ella no era la presa fácil que aparentaba ser, por un instante él quiso dar marcha atrás, ¿Qué tenía ella que la hacía tan exquisitamente difícil ?  usó sus clásicas armas y ella no cedía.

-¡ Vamos, piensa! - Se repetía - ¡La estás perdiendo! -

El Asesino no había tenido la necesidad de recurrir a nada más para conseguir jugosas víctimas en el pasado, bastaba con mostrarse, lucirse, tal vez unos cuantos billetes y listo, el plan estaba hecho. Pero ella era distinta, ella tenía amor, ella tenía sueños, ella emanaba ternura, así que saco su arma más afilada, su inteligencia, sus conocimientos del mundo. ¡ Eso, eso la cautivó! Eso logró que ella bajara las defensas, eso dejó expuesta su alma y por fin él pudo ver el reflejo de sus latidos en su pecho. Fue en ese minuto que él sacó un puñal  llamado deseo, llamado pasión, llamado mentira, un puñal llamado interés, futuro, planes, engaño, apariencia, seguridad y en medio de esa negra pista de baile él levantó el brazo y con mucha velocidad clavo el puñal directo en el corazón de esta estúpida e ingenua mujer y la mató.



Ha pasado el tiempo y debo decirte mi querido Asesino, que no hundiste lo suficiente el puñal, porque mi corazón a empezado a latir, ¡Sí, he vuelto!... prepárate, porque iré por tí...



Violette



1 comentario:

  1. Escelente combinación, la música te lleva a ser parte activa del relato, El final es muy bueno .... no hundiste lo suficiente el puñal, el corazón empezó a latir, ha vuelto y con toda la valentía y coraje para lograr lo mas alto y enfrentar los problemas y todo los obstáculos que se presentan en el camino, porque ella es mas grande que todos los problemas, aunque no lo crea, pero ha vuelto con decisión y valentía..... adelante ve por el.

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