Sin Ti - Samo ( versión piano )
-Un, dos, tres… un, dos, tres-
El salón estaba revestido de espejos, salvo por las ventanas
de piso a techo que estaban en la pared derecha, cubiertas por finas cortinas
color marfil.
En una esquina, el piano de cola negro, emitía las notas que
con suma precisión el pianista armonizaba. En el eco del salón repercutía la
voz de Duain, el instructor inglés de danza clásica, que paso a paso, rodeaba a
la pareja dirigiéndolos.
- ¡Ya, ahora…levántala y sostenla! - decía con suma
elegancia. Él había ganado cantidades de reconocimientos por sus logros como
instructor. Este guapo y canoso cincuentón, sabía muy bien del prestigio del
que era dueño.
- Abrázala a ti… con delicadeza... eso es - con su expresión daba
su aprobación al movimiento bien realizado por Roberto y Mariana.
Mariana, era bailarina de ballet profesional, había trabajado
con Duain innumerables veces. Ella nunca objetaba una indicación, al contrario,
se esforzaba al máximo por complacerlo. No existía nada mejor para ella que ver
ese rostro maduro sonreír, despertaba en ella una gran admiración y algo más…
nadie lo sabía, pero, Duain y ella llevaban mucho tiempo siendo pareja.
Era excitante para Mariana, ver lo estricto que era en los
ensayos y lo romántico que podría llegar a ser a veces, aunque…en realidad, no entendía
con exactitud lo que lo atraía de ella o si solo era porque era la mejor.
Cuando él no se daba cuenta, ella, mientras se desplazaba en
esas delicadas zapatillas lo miraba atenta, llamándolo con el pensamiento,
deseando que le correspondiera, pero él no la miraba a los ojos, su trabajo estaba
en juego, no había tiempo para distracciones, mucho menos para posibles
errores.
La bailarina había visualizado su vida al lado de Duain,
pero era un tema complicado de tratar con él, mucho más aún cuando se acercaba
una presentación. Lo que no podía evitar era desear con toda su alma una
familia, llevaba veinticinco años bailando y casi a sus treinta ya quería ser
madre, aunque era consciente que eso no estaba en los planes de Duain…
Ya a solas en el salón, le preguntó, – Duain… ¿me amas? – La
miro rápidamente y le dijo – Sí – y fue a dar alcance a Roberto, - Espera,
quiero que cuando levantes a Mariana trates de…–
Mariana quedó parada en medio del salón sola y se sintió más
sola que nunca. Tal vez sería el peor momento, tal vez Duain la odiaría por
fallarle faltando tan poco, pero ella estaba segura que él no la buscaría, por
lo menos por amor, no.
Pasaron cuatro años y se supo que Duain encontró un pronto
reemplazo para la presentación, tuvo el éxito esperado. Por su parte, Mariana formó
una organización para enseñar ballet a
niñas de escasos recursos, donde su alumna número uno era su pequeña hija
Ivanna de poco más de tres años.
Duain nunca la buscó…y ella…nunca se arrepintió.
Violette
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