viernes, 25 de abril de 2014

Libre

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Sin Ti - Samo ( versión piano )


-Un, dos, tres… un, dos, tres-

El salón estaba revestido de espejos, salvo por las ventanas de piso a techo que estaban en la pared derecha, cubiertas por finas cortinas color marfil.
En una esquina, el piano de cola negro, emitía las notas que con suma precisión el pianista armonizaba. En el eco del salón repercutía la voz de Duain, el instructor inglés de danza clásica, que paso a paso, rodeaba a la pareja dirigiéndolos.

- ¡Ya, ahora…levántala y sostenla! - decía con suma elegancia. Él había ganado cantidades de reconocimientos por sus logros como instructor. Este guapo y canoso cincuentón, sabía muy bien del prestigio del que era dueño.

- Abrázala a ti… con delicadeza... eso es - con su expresión daba su aprobación al movimiento bien realizado por Roberto y Mariana.

Mariana, era bailarina de ballet profesional, había trabajado con Duain innumerables veces. Ella nunca objetaba una indicación, al contrario, se esforzaba al máximo por complacerlo. No existía nada mejor para ella que ver ese rostro maduro sonreír, despertaba en ella una gran admiración y algo más… nadie lo sabía, pero, Duain y ella llevaban mucho tiempo siendo pareja.
Era excitante para Mariana, ver lo estricto que era en los ensayos y lo romántico que podría llegar a ser a veces, aunque…en realidad, no entendía con exactitud lo que lo atraía de ella o si solo era porque era la mejor.

Cuando él no se daba cuenta, ella, mientras se desplazaba en esas delicadas zapatillas lo miraba atenta, llamándolo con el pensamiento, deseando que le correspondiera, pero él no la miraba a los ojos, su trabajo estaba en juego, no había tiempo para distracciones, mucho menos para posibles errores.

La bailarina había visualizado su vida al lado de Duain, pero era un tema complicado de tratar con él, mucho más aún cuando se acercaba una presentación. Lo que no podía evitar era desear con toda su alma una familia, llevaba veinticinco años bailando y casi a sus treinta ya quería ser madre, aunque era consciente que eso no estaba en los planes de Duain…

Ya a solas en el salón, le preguntó, – Duain… ¿me amas? – La miro rápidamente y le dijo – Sí – y fue a dar alcance a Roberto, - Espera, quiero que cuando levantes a Mariana trates de…–

Mariana quedó parada en medio del salón sola y se sintió más sola que nunca. Tal vez sería el peor momento, tal vez Duain la odiaría por fallarle faltando tan poco, pero ella estaba segura que él no la buscaría, por lo menos por amor, no.

Pasaron cuatro años y se supo que Duain encontró un pronto reemplazo para la presentación, tuvo el éxito esperado. Por su parte, Mariana formó  una organización para enseñar ballet a niñas de escasos recursos, donde su alumna número uno era su pequeña hija Ivanna de poco más de tres años.


Duain nunca la buscó…y ella…nunca se arrepintió.


Violette





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